Lleva 33 años cerrada, pero sueñan con reabrir una de las mayores minas de oro a cielo abierto de Latinoamérica

Durante décadas, algunas de las mayores minas de oro de Latinoamérica concentraron miles de trabajadores en condiciones extremas, dejando huella en la economía y la sociedad de sus regiones. La explotación intensiva de estos recursos transformó pueblos y generó disputas sobre el control de la riqueza y la seguridad de los trabajadores.

En la actualidad, muchas de estas zonas permanecen inactivas, aunque la memoria de la fiebre del oro continúa viva. La recuperación de estas explotaciones implica enfrentar problemas financieros, legales y medioambientales, así como replantear la forma en que se realiza la minería a cielo abierto.

¿Cuál es una de las mayores minas de oro a cielo abierto de Latinoamérica y que quieren reabrir?

La mina de Serra Pelada, ubicada en el estado brasileño de Pará, se convirtió en un símbolo de la fiebre del oro durante la década de 1980. Su descubrimiento provocó un flujo masivo de mineros y transformó la región en un epicentro de actividad extractiva.

En su punto álgido, cerca de 100.000 trabajadores se concentraban en la excavación, que llegó a ser considerada una de las mayores minas de oro a cielo abierto de Latinoamérica.

El trabajo era completamente manual: los mineros cargaban sacos de roca de 30 a 60 kg y ascendían por escaleras de madera conocidas como ‘Adiós mamita’. Cada jornada implicaba riesgos constantes, como deslizamientos de tierra y caídas, mientras los trabajadores buscaban oro con la esperanza de cambiar su destino económico.

El legado de los antiguos mineros en Serra Pelada

Entre los trabajadores históricos, Chico Osório representa un ejemplo vivo de la minería artesanal. Tras décadas de experiencia, continúa inspeccionando pozos y maquinaria deteriorada en la zona.

Durante su tiempo en Serra Pelada, logró extraer cerca de 700 kilos de oro, parte de los cuales invirtió en equipo y bienes personales.

Actualmente, muchos antiguos mineros viven en Curionópolis y participan en cooperativas locales. Estas organizaciones intentan reactivar la mina, pero enfrentan disputas internas, deudas millonarias y problemas legales que complican la obtención de permisos y la planificación de nuevas operaciones.

Los desafíos para reabrir una de las mayores minas de oro

Como suele ocurrir en la industria minera, la reapertura de Serra Pelada implica varios obstáculos:

  • Regulación ambiental estricta: la Amazonia exige cumplir normas que prevengan contaminación por mercurio y otros procesos de extracción.
  • Conflictos internos: la presidencia de la cooperativa ha sido objeto de disputas judiciales que retrasan decisiones estratégicas.
  • Deudas acumuladas: obligaciones financieras pendientes limitan la capacidad de invertir en infraestructura y contratar personal.
  • Condiciones de seguridad: escaleras y maquinaria están en mal estado, aumentando los riesgos de accidentes.

Algunos mineros han optado por la actividad clandestina, aunque esta práctica genera preocupaciones medioambientales, especialmente por la contaminación de ríos y acuíferos.

No obstante, la extracción informal demuestra que el oro aún está presente en el terreno, manteniendo viva la posibilidad de recuperación.

Un poco de historia: el impacto social y ambiental detrás de esta mina brasileña

La mina no solo transformó la economía de Curionópolis, sino también la vida social del lugar. Durante la fiebre del oro, la región fue escenario de violencia, explotación y hacinamiento, con miles de personas concentradas en un espacio reducido. La presencia de mercurio y la remoción masiva de tierra provocaron impactos ambientales que perduran hasta hoy.

La reapertura, si se realiza, deberá equilibrar la oportunidad económica con la protección del ecosistema, un desafío que se repite en muchas de las mayores minas de oro de Latinoamérica. Este equilibrio entre beneficio económico y sostenibilidad es clave para el futuro de la minería en la región.

La cooperativa que administra Serra Pelada confía en acuerdos con empresas privadas para reactivar la extracción de manera legal y sostenible.

FUENTE: OK DIARIO