¿cuál fue su desempeño en un contexto de caída en la producción hidrocarburífera?

La producción minera ha jugado tradicionalmente un rol determinante sobre el crecimiento económico boliviano. Se reconocen dos grandes periodos de mayor incidencia sobre el Producto Interno Bruto (PIB): el primero hasta 1983, cuando representó cerca del 9,5% del PIB; mientras que entre 2008 y 2012 representó cerca del 11% del PIB. Esto quiere decir que, en estos periodos, por cada Bs100 producidos en toda la economía cerca de Bs10 fueron generados por la actividad minera.
Esta participación se ha reducido sustancialmente entre 1995 y 2006, cuando representó en promedio el 4,4% del PIB cada año, mientras que entre 2013 y 2023 representó el 7,6% en promedio.
El sector minero nacional ha demostrado solvencia, especialmente, después del confinamiento y contracción económica mundial, como consecuencia del Covid-19; pues en promedio desde 2021, el sector creció al 21,5%. Esto resulta especialmente importante considerando que desde 2016, Bolivia afronta una desaceleración en la producción del sector hidrocarburífero, el que más dinamismo le aportó a la economía y a las cuentas nacionales. Tras la caída registrada en 2020 -cuando el precio internacional del barril del petróleo bordeaba valores cercanos a cero- la producción hidrocarburífera alcanzó un crecimiento anual promedio de solo 8,9%, mientras que para 2023 se registró un decrecimiento de 14%.
En este escenario de contracción de la demanda mundial, sumado al hecho de que Argentina, uno de los dos compradores de gas boliviano, ha suspendido la demanda por este elemento desde septiembre de 2024, es preciso evaluar la forma en la cual las instituciones gubernamentales pudieran apoyar el desarrollo del sector minero, en procura de atenuar el impacto sobre las cuentas fiscales en el corto y mediano plazo.
Piense el lector que en promedio, entre 2017 y 2024, el 49% de las exportaciones de productos tradicionales y no tradicionales corresponde a la de minerales por un valor superior a $us4.564 millones cada año. Asimismo, entre 2021 y 2023, el PIB minero representó 1,9 veces el PIB hidrocarburífero.
Además, el entorno internacional indica que el nivel de precios promedio de los minerales se encuentra por sobre el umbral de 100 puntos desde 2020, hecho que contrasta con el promedio de precios registrado entre 2014 y 2020, cuando bordeaba los 75 puntos. Entonces, es preciso el desarrollo de alternativas para que, en el corto plazo, este sector pueda aportar mayor dinamismo a la economía nacional con el correspondiente impacto sobre los agregados ma croeconómicos.

Pablo Atila Apaza Larico – economista