Parte de un cerro se desliza, sepulta dos vehículos y afecta cuatro viviendas; el alcalde Arias dice que es “normal”

Según Bomberos, una persona fue rescatada de una de las viviendas afectadas

Parte de un cerro se deslizó la mañana de este viernes en la ciudad de La Paz sepultando a al menos dos vehículos y afectando a unas cuatro viviendas, según los reportes iniciales de lo ocurrido. 

“Se puede observar un deslizamiento por las fuertes lluvias (…); dentro de una casa se encontraba una persona y fue rescatada; (además hay) dos vehículos que están debajo de la tierra (…) y aproximadamente cuatro viviendas están afectadas”, informó un efectivo de Bomberos a Bolivia TV.

El alcalde de La Paz, Iván Arias, que hace unos días dijo que “la ciudad de La Paz puede dormir tranquila”, llegó hasta la zona del hecho, que fue identificada como Jinchupalla, y aseguró que “esto es normal”.  

“No hay que poner más alarma, esto es normal, cae la lluvia y se remoja, esto es un deslizamiento normal”, dijo la autoridad municipal en un primer contacto con periodistas y quien luego fue increpado por vecinos de la zona.

Luego de ser increpado por los vecinos y en otro contacto con periodistas, Arias también consideró que “es normal la rabia de la gente”, pero que ya se logró concertar para arreglar el problema y que ingresará maquinaria.

Asimismo, dio a conocer que hubo el deslizamiento de un talud y aseguró que los vecinos le informaron que un local de la parte superior echa agua a la quebrada.

Ahora “los problemas internos vamos a arreglar, ahorita ustedes pueden entender que la gente está exacerbada, molesta; (pero) ya hemos discutido y lo importante es poner en movimiento la maquinaria”, sostuvo.

La autoridad indicó, por otro lado, se está evaluando sobre cuánta tierra más se debe bajar de la parte superior del cerro para que no continúe el deslizamiento.

Entretanto, “los daños preliminares son dos movilidades y casas que fueron afectadas, no hay ninguna persona atrapada, los vecinos han sacado (a una persona)”, confirmó.

FUENTE: EL DEBER